Crónica: Maratón de Barcelona 2014
Terminar el maratón con fuerza
Esa era la
consigna que me había dado Diego Santoro (mi entrenador, también conocido como @accyona) hace ya varios meses atrás. Eso
era lo que me repetía en mi cabeza casi a modo de mantra mientras me encaminaba
hacia el sector de largada: "terminar el maratón con fuerza"...
Corro. Siento las piernas,
mi respiración, el aliento de la gente, ya está... Veo las Torres, kilómetro
41. No quiero mirar el reloj, lo miro: 4'35. Fuerza, ya está. Paso gente,
pienso en la técnica, braceo, talón atrás. Cruzo el arco, miro el reloj:
3:28:50. Lo logramos! Miro... La busco a ella. No la veo. Me grita. La escucho.
La veo. Me mira a través de la cámara, una vez más. Me acerco, la beso. Me
emociono...
Hacía un rato habíamos desayunado en el departamento para
luego compartir el subte con cientos de corredores vestidos de gala para la
ocasión. En el aire de toda la ciudad se respiraba el maratón, como nunca antes
lo había sentido.
Llegamos al sector de largada y la imagen era increíble,
impactante. El escenario no podía ser mejor y los protagonistas éramos
nosotros, los 18000 corredores que de diferentes partes del mundo estábamos ahí
esa mañana. Cada uno con un objetivo diferente, con una historia distinta pero
con la mente y el cuerpo enfocada en una sola cosa: correr 42195 metros...
Entre ese mar de dorsales, remeras de miles de colores,
zapatillas y gorras encontré a algunos de los argentinos con los que habíamos
quedado hacer una foto antes de la largada. Nos conocimos en segundos, hicimos
la foto y nos dimos el último aliento antes de salir cada uno para su sector de
largada. Lamentablemente no coincidíamos así que a partir de ahí era cada uno
por su cuenta. Me encamine hacia el sector azul... "Terminar el maratón
con fuerza" volví a repetirme internamente.
Ahí estaba, parado frente a la valla que dividía mi cajón de
largada del anterior y empece a extrañar... A necesitar un amigo al lado,
alguien con quien compartir un último abrazo, un deseo de éxito, una palmada y
porque no unos kilómetros. Estaba sólo. Sólo conmigo mismo y mi mente que no
paraba de repetir: "terminar el maratón con fuerza".
El reloj se acercaba al 00:00:00 y en ese momento me di
cuenta de que no había ido al baño a hacer una última descarga de líquido como
para correr tranquilo. Ya no había tiempo, sería más adelante...
Largamos! Las remeras "descartables" que muchos
tenían puestas para aguantar el frío hasta la largada, volaban por los aires,
los corredores empezaban a moverse, a cruzar el arco mientras apretaban el
"Start" de sus relojes. Largamos... La gente empezaba a hacerse
sentir, se asomaban por todos lados a vernos pasar, a alentarnos aunque no nos
conocieran.
No había hecho ni un kilómetro cuando la vi, mirándome a
través de su cámara, disparando foto tras foto y me di cuenta de que no estaba
sólo, nunca corro sólo, y ahí bajo su cámara por un segundo, me sonrió al grito
de "dale mi amor!" y sonreí y me emocioné, y un nudo se apoderó de mi
garganta y por primera vez en mi corta historia como maratonista empecé una
carrera llorando de la emoción. Había llorado al terminar mis otras dos
maratones pero esta vez fue distinta. De repente me sentí pleno, feliz, estaba
haciendo una de las cosas que más me gusta en un lugar increíble y tenía a un
montón de gente alentandome desde Argentina. Empezar llorando para terminar con
fuerza (Me dije).
De repente estábamos en el kilómetro 1, los relojes pitaban,
zumbaban, avisaban que sólo faltaban 41195 metros. El ritmo que marcaba el mío
estaba bien, dentro de lo programado. La estrategia era simple: ir parejo a 5'
por kilómetro hasta el 32 para a partir de ahí apurar lo que se pueda y ganar
algunos segundos, terminar con fuerza...
El ritmo fluye, las piernas van entrando en calor, los
nervios ya pasaron y empiezo a disfrutar la carrera. Cruzamos el kilómetro 5 y
llegamos al primer puesto de hidratación, tomó agua, avanzo, ya se divisa el
estadio del Barça. "Esta tarde voy a estar acá" pienso. Busco la
puerta de acceso que recuerdo de las entradas, me distraigo, disfruto... Ya
estamos en el kilómetro 7. Por ahora todo va muy bien, casi sin darme cuenta
llegamos al 10, tomo un gel y aprovecho el agua del segundo puesto.
En el 11 empiezo a buscar a Nancy (Mi amor, mi fotógrafa)
entre el público ya que en eso habíamos quedado. Todo el recorrido esta plagado
de gente a ambos lados del circuito, "va a ser difícil verla" pienso.
De repente la veo a lo lejos, me corro para que pueda verme, le sonrió, me
grita... la amo. Me da fuerzas para seguir, avanzo a pie firme. El ritmo va muy
bien, mejor de lo planeado, voy con un minuto a favor.
La gente realmente acompaña, todo el circuito, de ambos
lados, palmean, gritan un "Vinga! Vinga!" casi a coro, la carrera se
disfruta en todo sentido. El día no puede ser mejor, deben hacer unos 20 grados
y eso ayuda bastante.
Y así van pasando las obras de Gaudí... la Pedrera, la
Sagrada Familia, llegamos al kilómetro 18. Tomo el segundo gel mientras por
primera vez nos cruzamos con los corredores que van más adelantados. Llegamos
al retome del km 20 ya hay powerade además del agua que nos acompaña cada 5
kilómetros. Busco a los chicos argentinos que largaron detrás mío... Nada.
Me siento muy entero y sin darme cuenta estamos en la mitad
de la carrera. Media maratón 1 hora 44 minutos, parejo y con fuerzas, vuelve el
mantra a mi cabeza. Terminar el maratón con fuerza. Kilómetro 26: tercer gel.
La carrera se hace muy disfrutable, el paisaje y la gente
ayudan mucho.
Llegamos al muro... Kilómetro 30. Miro el reloj, el ritmo es
parejo, seguimos por debajo de lo planeado. Espero el impacto... Nada. 31,
nada. 32, nada... Arranca la última parte. Aparece el Mar Mediterráneo a mi
izquierda. Sonrío. Disfruto. Busco la fuerza que veníamos guardando. Apreto un
poco, apuró el paso, las piernas responden. El reloj marca 4'50 por kilómetro.
Avanzo firme, fuerte.
Kilómetro 36. Se divisa el Arco del Triunfo, en este tramo
se forma una especie de embudo, un pasillo más chico para hacernos pasar por el
arco, con lo que la gente, el público, está más cerca. Cada vez son más y
alientan más, algunos me nombran ayudados por el nombre en el dorsal:
"vinga Pablo, vinga!"
De repente me acuerdo que no fui al baño, nunca paré (cosas
que piensa un corredor). De ninguna manera voy a parar faltando tan poco. Ya
está. Mejor me apuro (me digo).
Kilómetro 40. "Ya está" pienso, luego recuerdo que
me habían dicho que a partir de ahí era una pequeña subida hasta el final y que
muchos se caían ahí. Saco eso de mi mente, el mantra lo opaca, lo supera:
"terminar el maratón con fuerza" me digo.

Alegría, desahogo, emoción, miles de sensaciones juntas que
son difíciles de explicar. Felicidad de sentir el objetivo cumplido. Sentir que
todos esos meses de sacrificios valieron la pena. Entender eso de
"terminar el maratón con fuerza". Pensar en tu familia, tus amigos,
tu entrenador. En todos los que desinteresadamente te desearon lo mejor. Esas y
más cosas piensa uno en esos metros que van desde el arco de llegada hasta el
lugar donde te dan la medalla.
Tomo agua, camino, pienso que no fui al baño (es la primer
maratón que la hago sin parar para ir). Sonrío. Camino. Tomo powerade. Elongo.
Me relajo.
Empezar un maratón llorando para terminar con fuerza. Es la
primera vez que me pasa. No será la última. Eso tiene esto de ser maratonista,
siempre queremos más. Queremos otra. Una más lejos, distinta. La misma, más
rápido. Otra.
Ser maratonista es un viaje. Es la vida misma. Puede pasar
cualquier cosa. Esta vez tuvo final feliz. Gracias por acompañarme. Gracias por
compartir estos kilómetros conmigo.
No puedo dejar de agradecerle a ella por estar siempre del
otro lado. Ya sea en un entrenamiento, en una carrera, siempre. Te amo, Sabelo.
Gracias a Diego (Accyona) por prepararme un plan de entrenamiento
contemplando viajes, vacaciones y demases. Gracias por cuidarme, por
preocuparte. Por ser un amigo mas que un entrenador. Por conseguir lo mejor de mi.
Gracias a Movius, No Aflojes, Nutremax y Sox por acompañarme
en este viaje sin esperar nada a cambio. Sólo por confiar en este loco que
quiere recorrer el mundo de maratón en maratón.
Gracias a vos, que te bancaste leer hasta acá y que en algún
momento del relato te sentiste identificado.
Y a vos que lees y pensas que es una locura, que es algo
imposible, te digo mas que nunca que no hay nada imposible. Suena a frase hecha
pero es así. Basta con proponérselo y trabajar para conseguirlo. Anímate, vale
la pena...
Párrafo aparte para Adrian y todo el equipo de iloverunn por las gestiones para que tanto Nancy como yo estemos acreditados para participar de esta hermosa carrera.
Párrafo aparte para Adrian y todo el equipo de iloverunn por las gestiones para que tanto Nancy como yo estemos acreditados para participar de esta hermosa carrera.
#RunnTheWorld
Emocionante. felicitaciones por otra Maraton!
ResponderEliminarGracias Dami!
EliminarGrande Dico! Este es el laburo conjunto de tu garra + la sabiduría de Diego. No me esperaba otra cosa: PB y encima disfrutando. Felicitaciones!! =)
ResponderEliminarGracias Marian! Abrazo grande
EliminarQué lindo leerte. Qué lindo emocionarme con tu relato, tan descriptivo, tan detallado, tan visceral, tan Pablo. Brindo por la pasión que transmitis, contagia, eso es trascender!
ResponderEliminarGracias Sabris!!!
EliminarEspectacular, aplausos y mas aplausos por tan emocionante relato, gracias por compartirlo y felicitaciones por el logro!
ResponderEliminarGracias Sebastian, muchas gracias!
EliminarMuy buena cronica Pablo, comparto tu emocion y tu felicidad, abrazo. Dani
ResponderEliminarGracias Dani!!
ResponderEliminar